Flores de Bach y los doce curadores de la mujer

De los 38 remedios que forman parte del sistema floral creado por el Dr. Edward Bach entre 1928 y 1935, existen doce remedios a los que él denominó Los doce curadores, que se corresponden con las tipologías o estructuras básicas de la personalidad.
Según el Dr. Bach, para completar nuestra experiencia de aprendizaje, cada uno de nosotros se reviste al nacer de una Flor tipo que lleva implícita una lección a aprender y un defecto u obstáculo que ha de ser superado.
Los 12 curadores del Alma Femenina
Si establecemos una analogía entre estos doce tipos y la naturaleza esencial de la mujer, nos encontramos con doce miradas al alma femenina, donde cada mirada representa un viaje a las profundidades de la Diosa interior y una vuelta a la pureza de nuestro barro primigenio, a nuestras potencialidades que, de ser desarrolladas, nos llevarán a cumplir con nuestra misión en la vida. Podemos elegir entonces entre doce formas distintas de florecer en el mundo, en función de las asignaturas aún pendientes en la escuela de la vida. Siguiendo con la analogía, parece impensable no formular la siguiente pregunta: ¿Y tú qué flor eres?.
Los 12 curadores de Bach
Impatiens – Mimulus – Clematis, Agrimony – Chicory – Vervain – Cerato – Centaury – Scleranthus – Water Violet – Gentian – Rock Rose
¿Con qué flor de los doce curadores de Bach te identificas?
Veamos a continuación, una breve pincelada de las entretelas del alma femenina:
La Mujer IMPATIENS:

Estamos aquí ante una mujer franca, enérgica e impaciente. Su gran tensión interior la lleva muchas veces a ser poco diplomática y a comportarse con brusquedad cuando las cosas no suceden al ritmo que ella desea.
Posee un espíritu independiente y se encuentra más cómoda en posiciones de liderazgo. Su mente es rápida y brillante, aunque en ocasiones su precipitación le hace perderse detalles importantes. Se desenvuelve mejor en soledad y a su propio ritmo, ya que es propensa a irritarse cuando los demás no actúan con la misma rapidez.
Para Bach estas personas han venido a aprender la lección de la Indulgencia, es decir, a ser comprensivas y pacientes con el ritmo de los otros.
La Mujer MIMULUS:

Se trata de un tipo de mujer tímida e introvertida, que guarda sus múltiples temores para sí, y es poco dada a expresar sus sentimientos.
Todo en su aspecto físico nos habla de un ser frágil y sensible, con tendencia a sonrojarse e incluso a tartamudear cuando se siente amenazada. No es fácil que tome la iniciativa, aunque frecuentemente se trata de personas con sensibilidad artística y que esconden un gran talento en su interior.
Las situaciones nuevas le crean gran ansiedad ya que necesita mantener una barrera de seguridad con el entorno, aunque con esto sólo consigue un control precario sobre los acontecimientos. Esta forma de evitar zambullirse en las lecciones de la vida, no hace más que agravar su distancia con otras personas.
Su asignatura pendiente es la Compasión hacia sí misma, ya que sólo enfrentándose a sus miedos será capaz de acercarse a otros.
La Mujer CLEMATIS:

Esta es una mujer de naturaleza soñadora y fantasiosa, cuya falta de sentido práctico y gran imaginación pueden llevarla a vivir en un espejismo de príncipes azules y castillos encantados.
Su mundo interior suele ser fecundo y creativo, y si es capaz de canalizar adecuadamente sus visiones oníricas, enriquecerá la realidad cotidiana con sus manifestaciones artísticas. Sin embargo, también puede mostrarse ensimismada, ausente y refugiarse en un mundo irreal, evadiéndose de las responsabilidades y mostrándose indiferente a las necesidades de los demás.
Para Bach, Clematis ha venido a aprender la lección de la Bondad, entendida ésta como empatía hacia el prójimo, compromiso y una adecuada toma de tierra para ser consciente de los desafíos y oportunidades de la vida cotidiana.
La Mujer AGRIMONY:

Ante esta mujer, nadie diría a primera vista que, tras su aparente alegría y espíritu festivo, se oculta un alma torturada y surcada por hondas inquietudes.
Solamente si somos capaces de bucear en sus profundidades, apreciaremos su desasosiego interior y que su perfecto y cuidadísimo rostro, está a punto de resquebrajarse como un lienzo demasiado tirante. Para no ponerse en contacto con su propio dolor, intentará escapar de la realidad, de la soledad, y por último, de sí misma.
En el exterior, se muestra feliz, despreocupada y siempre dispuesta a animar a los demás con su risa de campanillas y sus bromas recurrentes.
La Paz que tanto ansía, sólo la encontrará reconociendo su dolor y arrojando la luz de la conciencia sobre sus oscuridades.
La Mujer CHICORY:

Dependiendo de su grado de evolución, podemos encontrarnos aquí con un ser angelical, una reencarnación de la Diosa Madre Tierra, mujer nutridora y maternal que brinda todos sus dones sin pedir nada a cambio, o por el contrario, con una mujer posesiva, celosa y manipuladora, que con su canto de sirena puede llevarnos directamente al infierno.
Su miedo a ser abandonada y su necesidad de atención constante, puede llegar a asfixiar a los seres que ama. Creyendo que está ayudando a los demás, interfiere, controla y chantajea afectivamente. El amor que da, es cobrado con una elevado tipo de interés.
Para Bach, estas personas han venido a aprender la más difícil de las lecciones, el Amor incondicional.
La Mujer VERVAIN:

Este tipo de mujer difícilmente pasará inadvertida. Su personalidad es entusiasta, magnética, de ideas fijas y principios inamovibles. Gracias a su superabundante energía y gran poder de persuasión, acaba enrolando en sus proyectos a los que carecen de criterio propio o una fuerte voluntad.
Siempre están dispuestas a defender al que esté en una posición de debilidad o injusticia. Suelen tener un espíritu idealista y pagarán cualquier precio por defender lo que consideran justo.
Deben tener cuidado de no caer en posturas fanáticas y no llevar su organismo hasta el límite de sus fuerzas. Siempre en tensión, tienen dificultad para relajarse.
Puede ser una mujer rebelde y antisocial, que no parará aun cuando vea que todo a su alrededor va en la dirección contraria.
La lección que Vervain debe aprender es la Tolerancia. Esto implica que deberá prestar atención a otras ideas y modos de actuar y controlar su necesidad de imponer su propio criterio.
La Mujer CERATO:

En la vida de una mujer Cerato, todo son indecisiones. En realidad, si fuese capaz de escuchar su voz interior tendría acceso a un manantial de sabiduría, pero es justamente aquí donde radica su defecto.
Su mente siempre anda dispersa y ante cada decisión consultará con todos menos con ella misma. Necesita que la aconsejen sobre su vestuario, peinado, orientación política o religiosa, pudiendo cambiar de parecer con la misma facilidad que se muda de zapatos.
Su intuición intentará enviarle señales una y otra vez, pero ella solo seguirá el criterio de aquéllos que consigan impactar con fuerza en su impresionable naturaleza. Todo esto hace de ella una mujer especialmente influenciable a modas, estilos, maniobras publicitarias y convencionalismos, ya que al tener bloqueada la conexión con los dictados de su alma, sus puntos de referencia quedan en el exterior.
La lección pendiente de Cerato no es otra que la Sabiduría, que resulta de confiar en la propia intuición, basando en ella las decisiones.
La Mujer CENTAURY:

Si tuviésemos que buscar un personaje que definiera la personalidad de la mujer Centaury, éste sería el de cenicienta. Es una mujer que ha sido despojada de todo cuanto le pertenecía, se le encomiendan los trabajos más serviles y se encuentra sometida bajo el yugo de una déspota madrastra y sus pusilánimes hijas. Cenicienta, en lugar de rebelarse y poner límite a los abusos, muestra una débil voluntad y un espíritu demasiado sumiso.
En la vida real, Centaury es una mujer bondadosa y deseosa de ayudar a todo aquel que lo necesite, pero su necesidad de ser aceptada y la gran dificultad que tiene para hacer valer su voluntad, la llevan en muchas ocasiones a mostrarse servil, dependiente y ansiosa.
A diferencia de la ficción, en la realidad no suele estar esperándonos un príncipe azul con un zapatito de cristal, así que la única forma de recuperar la autoestima y defenderse de la tiranía, es mostrarse firme y responder con una negativa a los intentos de explotación por parte de personas poco escrupulosas (artículo relacionado: flores de Bach para el amor propio)
La Firmeza es, precisamente, la lección que Centaury ha venido a aprender.
La Mujer SCLERANTHUS:

Formular una pregunta a esta mujer entraña cierto peligro. Para Scleranthus no existen respuestas sencillas, pues en su mente las opciones se bifurcan y se oponen hasta que el pensamiento se convierte en una maraña caótica. Ella siempre duda entre dos posibilidades, y cuando consigue decantarse por una, ésta vuelve a desdoblarse en otras dos.
Como un péndulo, suele ir de un extremo a otro de cada planteamiento. Esta inestabilidad también se hace evidente en sus estados de ánimo, pudiendo pasar de la risa al llanto o del optimismo al pesimismo con mucha rapidez. Tomar cualquier decisión puede convertirse en algo realmente angustioso y llegar a producirle insomnio. Necesita encontrar un punto de equilibrio en su interior y organizar su pensamiento.
Su asignatura pendiente es la Estabilidad. Sólo mediante la experiencia de escoger conseguirá encontrar su centro de equilibrio.
La Mujer WATER VIOLET:

Para encontrar a este tipo de mujer, habría que buscar en territorios aislados y de difícil acceso, como un faro o un castillo perdido en Escocia. Ciertamente, éstos serían sus lugares idílicos, donde permanecer apartada de una mundanal y gris existencia. Su auténtico y único amor es la soledad.
Son mujeres autosuficientes, reservadas, dotadas de gran inteligencia y toda suerte de talentos para la filosofía, las artes y la música. Su apariencia es elegante, aristocrática, altiva, casi etérea, y de inmediato, uno se da cuenta de que es un ser que no pertenece realmente a este mundo. Es como un ángel caído que añora un paraíso lejano.
Resulta imposible imaginarla en la agitada vida de ciudad, pendiente de hijos, esposo y reuniones de vecinos. En definitiva, es una mujer diferente, aunque algo rígida y con dificultades para implicarse activamente en la sociedad.
En el fondo, intuye que ha venido a este mundo para aprender la lección de la Alegría, a transmutar su pesar en ilusión y compartir su sabiduría con el resto de los mortales.
La Mujer GENTIAN:

No confía en que la vida juegue a su favor, más bien entiende la existencia como una carrera de obstáculos. Su arraigado pesimismo le lleva a esperar el peor desenlace de cualquier acontecimiento.
Al centrar su pensamiento en el lado negativo de las cosas, consigue que los problemas acudan a su llamada como el perrito de Paulov. Ella se desanima y comenta que ya le extrañaba que las cosas no se torcieran, y que lo mejor es no hacerse ilusiones, es preferible prepararse para la catástrofe a fin de no llevarse sorpresas.
Necesita una mayor amplitud de miras y poner cierta distancia para tener una visión global de las cosas. Debe aprender a confiar en la vida y entender que los pequeños fracasos son tan necesarios como las victorias, ya que ambas condiciones forman parte de la aventura de vivir. Si consigue vencer su espíritu fatalista y escéptico, comprobará que con una dosis de humor y fe en un resultado positivo, hasta el peor contratiempo puede transformarse en una bendición.
Su lección consiste en substituir la Duda por una Comprensión de los procesos vitales.
La Mujer ROCK ROSE:

No intentéis nunca asustarla gastándole una broma, su sistema nervioso es como una bomba de relojería, tan frágil e hipersensible que al menor estímulo puede estallar en mil pedazos. Una llamada intempestiva, un ruido extraño en el desván o una noche de tormenta, disparan todos sus sistemas de alarma, llegando a pensar que el desconocido que le ha pedido la hora en el ascensor es un asesino en serie.
Vive en continuo estado de alerta, siempre preparada para gritar o sobresaltarse. Es propensa a los ataques de pánico y a paralizarse de terror, ya que su instinto de supervivencia ve amenazas al volver cada esquina.
Para el Dr. Bach, Rock Rose ha venido a este mundo a aprender la lección del Valor, a enfrentarse con fortaleza a los desafíos de la vida cotidiana.
Por último, si tomamos conciencia de cuál es nuestra verdadera naturaleza y, por consiguiente, en qué asignatura nos hemos matriculado para este «día de colegio»¹, adquiriremos una mayor comprensión de nuestras virtudes y defectos, así como una ayuda poderosa para el cumplimiento de nuestra particular misión en esta vida.
(1) Edward Bach. Cúrate tú mismo. 1931. «esa breve estancia en la tierra, que conocemos como vida, no es más que un instante efímero en el curso de nuestra evolución, como podría serlo un día de colegio en el total de nuestra existencia. Aunque por el momento, no podamos comprender más que ese único día, la intuición nos dice que el nacimiento está infinitamente lejos de ser el comienzo, y la muerte, igualmente lejos de ser nuestro final. Nuestras almas, que son realmente lo que nosotros somos, son inmortales, y los cuerpos que reconocemos conscientemente son temporarios. Como si fueran simples caballos que montamos para realizar un viaje, o instrumentos que utilizamos para hacer un trabajo determinado».
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