El Dr. Dan Olweus, psicólogo noruego y pionero en “el estudio de la intimidación y su investigación”, además de creador de programas de prevención del acoso, explica que “un estudiante se convierte en víctima de acoso escolar cuando está expuesto, de forma reiterada y a lo largo del tiempo, a acciones negativas llevadas a cabo por otro u otros estudiantes”.
Estas “acciones negativas” van desde el acoso verbal, que minan la autoestima de la víctima mediante humillaciones, insultos, motes o propagación de falsos rumores, hasta el acoso físico con agresión directa (empujones, golpes, patadas) o indirecta (daños materiales en los objetos personales de la víctima o robos).
Las consecuencias del acoso escolar para la víctima son de profundo calado y pueden llegar en los casos más graves incluso al suicidio. En la mayoría de los casos, la víctima sufre esta situación de angustia y miedo en el más absoluto silencio, por lo que hay que estar alerta ante ciertos indicios y cambios de comportamiento en el niño.